Proviene de colocar a dos (o tres) ejes en movimiento respondiendo a distintos tipos o niveles de desplazamientos.
Por ejemplo, sobre un compás de 4/4 podríamos tener a los pies realizando pulsaciones en una función fija, y superponer ciclos de desplazamiento de pulsos entre la voz y las manos. Con las palmas atacaremos un único pulso del compás realizando un desplazamiento ascendente pasando al pulso siguiente compás a compás (secuencia 1), es decir, primer compás, ataque en la primera negra, segundo compás, en la segunda negra, tercer compás en la tercera, y cuarto compás en la cuarta, como vemos en el gráfico a continuación:
En cuanto a la voz, ésta ejecutará también un único pulso del compás expresado con el vocablo “Ta”, y realizará el mismo desplazamiento ascendente, sólo que su pasaje hacia el próximo punto de apoyo ocurrirá una vez que el parámetro de las manos haya finalizado su ciclo de desplazamiento, es decir, cada cuatro compases (secuencia 4). Así, superponiendo ambos ciclos tendríamos lo siguiente:
Veamos el mismo trabajo pero realizando los desplazamiento de manera descendente:
Puntos de apoyo. Aparece la idea de la “caja”. El compás representa un límite dentro del cual nos estamos moviendo, pero al mismo tiempo es un espacio en el que podemos jugar libremente. Habitar la espacialidad de ese límite está relacionado con interpelarlo en los diferentes puntos de apoyo que nos brinda, para en un futuro poder trabajar con ideas rítmicas y frases que trascienden el espacio delimitado por el compás. Hay una idea subyacente en este método que es la de correr constantemente el eje, apuntando a la máxima flexibilidad corporal, sensorial y perceptiva. No es caprichosa esta tendencia a flexibilizar los ejes, los puntos de apoyo, los diferentes abordajes, sino que responde a poder reformular y expandir nuestra percepción, apuntando al concepto de unidad. Ya en este primer estadío será interesante sumar a las rutinas de independencia corporal el canto de melodías familiares para la persona o para el grupo de personas. Tendrá gran valor experimentar melodías con diferentes tipos de comienzo (tético, acéfalo o anacrúsico) que pondrán a prueba el reconocimiento de dicho material melódico en el contexto de la marcación espacial y viceversa.